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Hemos escuchado repetidas veces que el amar a nuestro prójimo es un mandamiento divino que nos traerá bendición, por ejemplo un buen estado emocional y físico, que debemos amar sin condición, pero a veces en nuestra condición humana no resulta tan sencillo llevarlo a cabo, por ello es necesario llevar una vida de comunión con Dios para que por medio del espíritu Santo podamos vivir este mandamiento y disfrutar de todas las bendiciones que trae consigo.
Difícilmente podemos perdonar a quienes nos hayan herido haciéndolo por nuestras propias fuerzas y meritos, para lograr amar y perdonar, indiscutiblemente se necesita tener a Jesús en el corazón como el Rey y señor de nuestras vidas, esto es para poder someter nuestro orgullo, nuestro amor propio e incluso los deseos de venganza que nuestro viejo hombre reclama, y al decir viejo hombre nos referimos a nosotros mismos antes de que conociéramos y anduviéramos el camino de Dios. Así que si realmente anhelamos ser libres de amargura y dolor por falta de perdón y amor, tendremos que someternos sin dudar a lo que DIOS nos indica en su palabra.
La palabra de Dios, la biblia, nos indica que el amor es indispensable para vivir una vida en bendición, nadie puede vivir sin amor, necesitamos el amor de nuestra familia, de nuestras parejas, de nuestros hermanos, de nuestros amigos, etc.
El amor es un sentir con el que Dios nos doto y ordeno que lo cultiváramos desde lo más sincero y profundo de nuestro ser, pero que también tiene que exteriorizarse, Jesús nos amo primero (1ª De Juan 4:19), esta es una verdad absoluta, el amor no puede solo permanecer dentro de ti, se tiene que dar a los que te rodean…. Y no solo a los que amas sino a los que no te aman (Mateo 5:44), es aquí donde entramos en dificultades, y esto es por qué sinceramente es de gran trabajo poder perdonar de verdad las ofensas, el guardar rencor, odio, malos recuerdos, sentimientos de venganza, nos genera dolencias no solo espirituales sino también físicas que son las más notables, la falta de perdón en tu corazón, te afecta directamente el estomago, el propio corazón, la visibilidad, te genera dolor de cabeza, puede ocasionarte un infarto, e incluso varios estudios médicos han demostrado que las células malignas del cáncer aprovechan la depresión y los sentimientos negativos que guardan las personas, para multiplicar sus células, o bien para generarlas.
El que no amemos a los demás y nos neguemos a perdonarlos nos daña directamente y baja nuestras defensas, nos priva de una buena comunión con Dios y nos aleja de sus presencia, muchas ocasiones dejamos de vivir nuestras vidas y nos enfrascamos en el mundo del resentimiento y dolor, todo por no pasar por alto las ofensas que nos han hecho, la Biblia nos dice que si somos capaces de dejar pasar una ofensa y dejarlo en las manos de Dios, entonces será grande nuestro galardón, alegría y paz. Jesús dice en su palabra que nos descarguemos con Él, y así podremos encontrar reposo, tranquilidad y sosiego (1ª. Pedro 5:7)…. Cuando somos capaces de desafiar la corriente del mundo para la gloria de Dios, somos más que vencedores en Cristo Jesús, ¿Esto qué quiere decir? Bueno pues, que si en lugar de solo amar a quienes nos aman, encontraremos la bendición de Dios aun mas grande sobre nosotros cuando amemos y hagamos el bien a quien no nos ama.
En el mundo es sencillo amar a los que nos aman, hacer el bien a quien nos hace bien, por que en el mundo las personas se rigen por la ley del talión, esa que dice: ojo por ojo y diente por diente, mas con Cristo no es así, esto conlleva un proceso de cambio enorme, lo primero es que tu estés disponible para Dios y quieras, tengas la voluntad de querer cambiar eso que te duele interiormente y comenzar a amar, cuando comiences a amar comenzaras a sanar, dentro y fuera de ti.
En mi congregación hace ya algunos años, cuando llegue, como en todas la iglesias hay cuerpo de líderes, hermanos y hermanas que tienen determinadas funciones, había allí entonces una hermana de edad, que tenia a su cargo dar la bienvenida siempre desde el púlpito, con el paso del tiempo el pastor del lugar me pidió que un domingo fuera yo quien diera la bienvenida, por supuesto acepte, pero en cuanto eso sucedió, la hermana que se encargaba de esto, mostro un cambio de actitud serio conmigo, en cuanto lo note, me preocupe, mi primer pensamiento fue no volver a dar la bienvenida por que no quería tener problemas con dicha hermana, pero, después de orar al Señor y pensar cómo solucionar el hecho, en lugar de alejarme de la hermana, comencé a abrazarla cada que la saludaba, a brindarle grandes sonrisas cuando la encontraba en la iglesia, nunca le negué el saludo, y así fue por un largo tiempo, al principio no fue sencillo, ella me rechazaba, no correspondía mis abrazos y se tornaba como indiferente, pero insistí, una y otra y otra vez.
Pronto volví a dar la bienvenida en el templo; entonces al bajar de la plataforma la encontré al frente y me abrazo felicitándome. Agradecí con todo mi corazón a Dios, pues gane una amiga en Cristo. Se imaginan que hubiera pasado si en lugar de amarla la hubiera desechado, probablemente el final de la historia no sería de bendición. Tal vez les parezca algo muy simple, o algo de no gravedad, pero recuerden que las pequeñas zorras echan a perder los grandes viñedos (Cantares 2:15), así lo dice la palabra.
No te condenes a vivir una vida triste, no perdonar es como cargar todo el tiempo en tu espalda grandes bultos de cemento, Jesús no desea eso para nuestras vidas, tal vez las personas que nos han dañado no van a venir nunca a nosotros a pedirnos perdón, pero lo que importa es que tu las dejes ir, que sueltes eso que te lastima y que todo lo dejes en las manos de Dios, el es el único justo, y siempre está del lado del justo, por que si al él corremos el nos levantara.
Declara con tu voz que Jesús se lleva toda amargura o falta de perdón, y menciona los nombres de las personas que vas a perdonar en el nombre de Jesús, recuerda que los hijos de Dios estamos por encima de las circunstancias y que nos movemos por fe no por lo que vemos, pues nunca se sabe, y tal vez si mostramos amor a aquellos que no nos han amado ellos puedan venir a los pies de Cristo y ser salvados.
Cuando estudié la universidad conocí a un amigo muy simpático y gracioso, siempre estaba haciendo bromas y de buen humor, pero el tenia una enemistad con otro compañero, de tal forma que si mencionábamos el nombre de aquel compañero enfrente de él, nuestro amigo cambiaba su rostro, se ponía enojado y comenzaba a vociferar cosas horribles sobre el otro compañero, le decía apodos, insultos y que le caía súper mal, pero para el asombro de todos, el otro compañero jamás le respondió una sola agresión, al pasar del tiempo, ambos entraron a trabajar a la misma universidad y les toco ser equipo de trabajo, un día al salir a comer mi amigo me comento durante nuestra hora de comida que se sentía muy avergonzado por su conducta hacia el otro chico, pues este ultimo lo había tratado muy bien ahora que eran compañeros de trabajo, tanto que hasta lo asesoraba en lo que él no sabía hacer…. Aquí podemos ver que alguien devolvió bien aun cuando recibió mal y la vergüenza fue para quien no hacia bien, no permitas nunca que nadie te llame dejado, o tonto, por no regresar mal por mal, Jesús fue muy claro: la verdadera bondad se demuestra cuando devuelves bien en lugar de mal (Romanos 12:21).
“Si amas al que te ama, ¿entonces qué haces de más?”
Dios te bendiga.