Creciendo en sabiduría, estatura y en gracia…



Constantemente  como padres buscamos que nuestros pequeños crezcan sanamente, pero esto implica ir más allá de que nuestros hijos crezcan altos, con buen peso, buena vista, huesos fuertes, etc.

Cuando un niño es llevado al médico para ser revisado en cuanto a su desarrollo, solo se verifica su estado físico y nada más. Sin embargo delante de Dios y como padres cristianos no solo se  trata de criar niños físicamente sanos, sino también espiritual y emocionalmente.

Un pequeño no puede crecer integralmente sin el debido cuidado en el área espiritual y emocional.

Actualmente existen estudios a niveles internacionales que tocan temas relacionados sobre la vinculación entre las enfermedades infantiles y sus orígenes emocionales.
El objetivo de este articulo consiste en que desde una perspectiva bíblica podamos procurar una excelente salud emocional y espiritual en nuestros hijos, tal cual, que les ayude a ser niños y en un futuro hombres y mujeres sanos.

Se trata de usar las medidas preventivas que Jesucristo nos ha dejado en su palabra con el fin de crear un medio favorable desde nuestro hogar para que los pequeños desarrollen una personalidad equilibrada, autoestima alta pero no egocéntrica y satisfacción personal, librándose así de rechazos, angustias, opresiones, depresiones, miedos, traumas, etc. Formando niños seguros capaces de mostrar afecto y sentirse amados por Dios y por su familia.

Para el mundo hay muchas teorías, terapias, que persiguen vanamente lograr sanar el corazón y alma de las personas, pero lo cierto es que la mejor manera de alcanzarlo es mediante le precepto bíblico sobre la relación aprobada y diseñada por Dios entre los padres y los hijos.

La Biblia dice en: Deuteronomio 6:5 y 11:1 “amaras a Jehová tú Dios de todo tu corazón”, este el punto central pues como padres y como hijos amando en plenitud a Dios y obedeciendo sus mandamientos, alcanzaremos una convivencia y empatía sin igual en nuestros senos familiares.

Juan 15:17, dice:… “os mando: Que os améis unos a otros” El amor de Dios en nuestra familia, juega un papel muy importante para alcanzar la integralidad espiritual en nuestros pequeños y en nosotros mismos, pues tener el amor de Dios y su normatividad como el centro de nuestras vidas, nos llevara a consolidar un hogar lleno de amor, comprensión, aceptación, perdón, superación, confianza, éxito, proyección, etc. Donde cada cual (padres e hijos) cumplirán con el papel designado por Dios para cada uno.

Por lo anterior tenemos que: Amar a Dios +Leer la Biblia + Practicarla + Orar + Amarnos unos a otros = Equilibrio Espiritual y físico.
Amar significa: darse a otros, entonces debemos darnos a nuestros hijos.

Puedes comenzar con estos sencillos tips para mejorar tu relación, y ayudar a sanar el aspecto físico-espiritual de tu hijo:

Proverbios 22:6 Instruye al niño en su camino, y aún cuando fuere viejo no se apartará de el.

LUCAS 2:52 Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los

Espero que sea de bendición a tu vida. Dios te bendiga.

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