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Tomar la decisión de ser padres es una de las más importantes que un matrimonio tomara a lo largo de su vida, definitivamente es un evento que transformará por completo la vida de ambos y los marcará trascendentalmente. Es real, por que existe un antes y un después de tener un hijo. Dios nos habla en su palabra de la bendición preciosa que pone en nuestras manos y a nuestro cuidado, tener hijos significa compromiso total, entrega y mucha responsabilidad (“He aquí, don del SEÑOR son los hijos; y recompensa es el fruto del vientre. Como flechas en la mano del guerrero, así son los hijos tenidos en la juventud”, Salmo 127:3-4).
No solo en cuanto a proveer las necesidades económicas sino a formar una persona con valores apegados a la palabra de Dios, es decir, brindar al hijo provisión espiritual que debería de ser el tema vertebral que ocupe a los futuros o presentes padres, pues la Biblia es clara cuando dice: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Mateo 6:33.
Es decir que si enseñamos a nuestros hijos a poner a Dios en primer lugar en sus vidas, Dios les bendecirá en todo lo que emprendan conforme a su perfecta voluntad.
Me dirijo principalmente a los matrimonios que están pensando en tener bebés, puesto que un hijo es algo muy hermoso, una dicha que Dios nos permita experimentar esta clase de amor, sin embargo hay muchas cosas y circunstancias que conllevan el nacimiento de un hijo.
Por ejemplo la Biblia nos habla acerca de cómo cuidar a nuestros hijos y de todo lo que implicará tenerlo, hasta el final de nuestros días. No importa la edad que tengan nuestros hijos, siempre serán eso, nuestros hijos.
Cuando una mujer es madre soltera, se ve inevitablemente en muchas ocasiones en la necesidad de dejar a su pequeño hijo al cuidado de nanas, guarderías, familiares, los abuelos, las amigas, las vecinas. Teniendo que hacer esto con dolor en la mayoría de los casos pues ella es quien provee a ella misma y a su hijito.
Existe otra situación, hay mamás que tienen al lado a su esposo que es el proveedor bíblico de la familia, quien asume la responsabilidad de sustentar con la ayuda de Dios a su esposa e hijos, pero, la mamá desea seguir trabajando ya sea profesionista o no, o quiere trabajar para ayudar con los gastos en casa, esto no está mal de ninguna forma, pero en el caso de tener hijos, las prioridades cambian, por esto dije en el principio que me dirijo a los matrimonios que están pensando en tener familia.
Así es, todo cambia, tu hijo no necesita cosas caras, necesita amor, tu cariño, tu abrazo, desarrollar apego contigo, si no estás dispuesto a dejar ciertas cosas por estar al lado de tu hijo, será mejor que consideres bien tus decisiones, comenzaré diciéndole que soy una mujer profesionista, no fue sencillo, pero realmente nada sencillo convertirme en madre, ciertamente, anhelaba casarme y Dios me concedió la bendición de hacerlo con un hombre cristiano y fiel a la palabra del Señor, decidimos tener hijos y Dios nos los concedió, nos sentimos muy bendecidos con todo lo que nuestro hijo trajo a nuestro hogar, yo estaba en los mejores días de mi carrera profesional y también mi esposo, cuando llego mi bebé hice una pausa, y pensamos en solo cuidarlo nosotros durante el primer año de vida, pero como decía en un principio, las cosas jamás vuelven a ser iguales, pensé en llevarlo a una buena guardería, y con buena quería decir: costosa, cuidadoras capacitadas, con tecnología y cámaras, pediatra, etc.
Así que paso el año y yo estaba lista para dejar a mi hijo en brazos de sus cuidadoras, al menos eso pensé, pero un buen día por parte de mi trabajo sin buscarlo estuve presente en una conferencia sobre el manejo del apego en los niños pequeños, una psicóloga que exponía el tema estaba casada con la idea de que un niño de 1 año ya es plenamente independiente y que no necesita más de sus padres. Me sacudió esa postura. ¿Realmente un niño de un año de edad no necesitaba a sus padres? Es tan injusta esta posición, sobre todo por qué un pequeño de un año de edad no tiene ni las condiciones físicas ni mentales para hacerse cargo de él mismo. La psicóloga no estaba más que brindando una posición de confort a los padres y minimizando el nivel de responsabilidad que Dios nos demanda en su palabra con respecto de estar al cuidado de nuestros hijos.
No se trata de atacar a nadie, sin embargo la Biblia es clara, los hijos que DIOS pone en nuestras manos y bajo nuestra potestad son especial tesoro. Y daremos cuenta de lo que les enseñamos, de lo que les damos (hablando de afecto, cariño, respeto, comprensión, provisión, guía, cuidados, etc.) Tal vez alguna madre o padre están bajo una situación verdaderamente de necesidad, no dudo que en algunas ocasiones así es, y sobre todo cuando se trata de una madre sola, pero, aún en ese caso la mamá o el papá tendrán que esforzarse el doble para criar y educar Bíblicamente a su hijo. Recordemos que cuando decidimos ser padres, viene todo incluido.
No podemos cambiar unas cosas por otras. Si estamos dispuestos a ser padres, estamos diciendo que también estamos dispuestos a comprometernos plenamente con nuestro hijo en todos los sentidos y que seremos nosotros (los padres) quienes asumimos las responsabilidades y el amor de tenerlo, no delegando esto en hombros de las guarderías, los abuelos, los familiares o amigos.
Recuerdo que cuando ya casi estaba a punto de mi alumbramiento, mi madre sabiamente se acerco a mí con la palabra de Dios y me dijo: -Hija, se que eres adulta, más quiero darte un consejo, eres profesionista y tienes trabajo, pero no dejes a mi nieto o nieta en brazos de desconocidos, yo no hice eso contigo y tus hermanos, aunque en aquellos tiempos yo estaba joven y con grandes necesidades económicas me esforcé por tenerlos a mi lado y busqué actividades que no me separaran de mis hijos, así que ustedes, están criados por mí y tu papá en el temor de Señor JESUS. Nunca un bebé estará mejor cuidado que en los brazos de su madre.
Esas palabras me dejaron pensando varias noches y orando también. En mi profesión es bien sabido que un hijo desarrolla los vínculos y el apego más importantes durante sus primeros cinco años de vida y que aunque no pueda hablar en un inicio, el bebé sabe perfectamente cuando su madre está o no a su lado, sabe también cuando sus padres lo aman o no, el bebé es una persona pequeña, no un mueble que no siente nada.
Así que re valoré mi postura; ahora mi hijo ya está en edad escolar, pero, los primeros años fueron duros, tuve que dejar varias cosas pendientes, planes, proyectos, muchos desvelos, y cosas por el estilo, pero le agradezco a Dios, haber podido ser yo quien cuidara de él todos estos años, pues realmente me habría perdido de cosas emocionantes y bellas, como darle su primer comida, verlo sentarse, ponerse de pie por primera vez, escuchar su primera palabra y tantas otras cosas, lo más importante es, que nos reconoce a mi esposo y a mí como su figura de autoridad y amor, asumiendo todo que ello implica.
En conclusión, si deseamos seguir dedicados como matrimonio a crecer profesionalmente o dedicar nuestros tiempos solo a nosotros mismos, pensemos mucho el anhelo de convertirnos en padres, por que Dios quiere hijos amados y protegidos, no olvidados y sin amor. Un hijo amado, contribuye a las bendiciones de Dios en nuestras vidas. (…porque de los tales es el reino de los cielos. Mateo 19:14) Es todo un reto criar a un hijo, y es necesaria una honesta y real determinación, más con Dios a nuestro lado será posible y lo haremos bien. (Filipenses 4:13)
Ser padres Bíblicos requiere valor y compromiso, algo que en las sociedades de hoy ya no es común.
Dios te bendiga.