Pablo, Apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el
hermano Timoteo, a la iglesia de Dios que está en Corinto, con todos los santos que
están en toda Acaya:
2
Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor
Jesucristo.
3
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo,
Padre de misericordias y Dios de toda consolación,
4
el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para
que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por
medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.
5
Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones
de Cristo, aSí abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación.
6
Pero si somos atribulados, es para vuestra consolación y
salvación; o si somos consolados, es para vuestra consolación y salvación, la cual se
opera en el sufrir las mismas aflicciones que nosotros también padecemos.
7
Y nuestra esperanza respecto de vosotros es firme, pues
sabemos que aSí como sois compañeros en las aflicciones, también lo sois en la
consolación.
8
Porque hermanos, no queremos que ignoréis acerca de nuestra
tribulación que nos sobrevino en Asia; pues fuimos abrumados sobremanera más allá de
nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida.
9
Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para
que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos;
10
el cual nos libró, y nos libra, y en quien esperamos que
aъn nos librará, de tan gran muerte;
11
cooperando también vosotros a favor nuestro con la
oración, para que por muchas personas sean dadas gracias a favor nuestro por el don
concedido a nosotros por medio de muchos.
12
Porque nuestra gloria es esta: el testimonio de nuestra
conciencia, que con sencillez y sinceridad de Dios, no con sabiduría humana, sino con la
gracia de Dios, nos hemos conducido en el mundo, y mucho más con vosotros.
13
Porque no os escribimos otras cosas de las que leéis, o
también entendéis; y espero que hasta el fin las entenderéis;
14
como también en parte habéis entendido que somos vuestra
gloria, aSí como también vosotros la nuestra, para el día del Señor Jesъs.
15
Con esta confianza quise ir primero a vosotros, para que
tuvieseis una segunda gracia,
16
y por vosotros pasar a Macedonia, y desde Macedonia venir
otra vez a vosotros, y ser encaminado por vosotros a Judea.
17
ASí que, al proponerme esto, ¿usé quizá de ligereza? ¿O
lo que pienso hacer, lo pienso segъn la carne, para que haya en mí Sí y No?
18
Mas, como Dios es fiel, nuestra palabra a vosotros no es Sí
y No.
19
Porque el Hijo de Dios, Jesucristo, que entre vosotros ha
sido predicado por nosotros, por mí, Silvano y Timoteo, no ha sido Sí y No; mas ha sido
Sí en él;
20
porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él
Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios.
21
Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos
ungió, es Dios,
22
el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del
Espíritu en nuestros corazones.
23
Mas yo invoco a Dios por testigo sobre mi alma, que por ser
indulgente con vosotros no he pasado todavía a Corinto.
24
No que nos enSeñoreemos de vuestra fe, sino que colaboramos
para vuestro gozo; porque por la fe estáis firmes.
Esto, pues, determiné para conmigo, no ir otra vez a
vosotros con tristeza.
2
Porque si yo os contristo, ¿quién será luego el que me
alegre, sino aquel a quien yo contristé?
3
Y esto mismo os escribí, para que cuando llegue no tenga
tristeza de parte de aquellos de quienes me debiera gozar; confiando en vosotros todos que
mi gozo es el de todos vosotros.
4
Porque por la mucha tribulación y angustia del corazón os
escribí con muchas lágrimas, no para que fueseis contristados, sino para que supieseis
cuán grande es el amor que os tengo.
5
Pero si alguno me ha causado tristeza, no me la ha causado a
mí solo, sino en cierto modo (por no exagerar) a todos vosotros.
6
Le basta a tal persona esta reprensión hecha por muchos;
7
aSí que, al contrario, vosotros más bien debéis
perdonarle y consolarle, para que no sea consumido de demasiada tristeza.
8
Por lo cual os ruego que confirméis el amor para con él.
9
Porque también para este fin os escribí, para tener la
prueba de si vosotros sois obedientes en todo.
10
Y al que vosotros perdonáis, yo también; porque también
yo lo que he perdonado, si algo he perdonado, por vosotros lo he hecho en presencia de
Cristo,
11
para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros;
pues no ignoramos sus maquinaciones.
12
Cuando llegué a Troas para predicar el evangelio de Cristo,
aunque se me abrió puerta en el Señor,
13
no tuve reposo en mi espíritu, por no haber hallado a mi
hermano Tito; aSí, despidiéndome de ellos, partí para Macedonia.
14
Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en
Cristo Jesъs, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su
conocimiento.
15
Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se
salvan, y en los que se pierden;
16
a éstos ciertamente olor de muerte para muerte, y a
aquéllos olor de vida para vida. Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?
17
Pues no somos como muchos, que medran falsificando la
palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios,
hablamos en Cristo.
¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O
tenemos necesidad, como algunos, de cartas de recomendación para vosotros, o de
recomendación de vosotros?
2
Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros
corazones, conocidas y leídas por todos los hombres;
3
siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por
nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de
piedra, sino en tablas de carne del corazón.
4
Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios;
5
no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar
algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios,
6
el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo
pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu
vivifica.
7
Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras
fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de
Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer,
8
¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del
espíritu?
9
Porque si el ministerio de condenación fue con gloria,
mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación.
10
Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este
respecto, en comparación con la gloria más eminente.
11
Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso
será lo que permanece.
12
ASí que, teniendo tal esperanza, usamos de mucha franqueza;
13
y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para
que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser
abolido.
14
Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el
día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual
por Cristo es quitado.
15
Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo
está puesto sobre el corazón de ellos.
16
Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará.
17
Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu
del Señor, allí hay libertad.
18
Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como
en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma
imagen, como por el Espíritu del Señor.
Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio segъn la
misericordia que hemos recibido, no desmayamos.
2
Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando
con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad
recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios.
3
Pero si nuestro evangelio está aъn encubierto, entre los
que se pierden está encubierto;
4
en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento
de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de
Cristo, el cual es la imagen de Dios.
5
Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a
Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesъs.
6
Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese
la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento
de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.
7
Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la
excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros,
8
que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en
apuros, mas no desesperados;
9
perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no
destruidos;
10
llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de
Jesъs, para que también la vida de Jesъs se manifieste en nuestros cuerpos.
11
Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a
muerte por causa de Jesъs, para que también la vida de Jesъs se manifieste en nuestra
carne mortal.
12
De manera que la muerte actъa en nosotros, y en vosotros la
vida.
13
Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que
está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también
hablamos,
14
sabiendo que el que resucitó al Señor Jesъs, a nosotros
también nos resucitará con Jesъs, y nos presentará juntamente con vosotros.
15
Porque todas estas cosas padecemos por amor a vosotros, para
que abundando la gracia por medio de muchos, la acción de gracias sobreabunde para gloria
de Dios.
16
Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre
exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.
17
Porque esta leve tribulación momentánea produce en
nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria;
18
no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se
ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
Porque sabemos que si nuestra casa terrenal, esta tienda
temporal, se deshace, tenemos un edificio de arte de Dios, una casa no hecha de manos,
eterna en los cielos.
2
Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de
aquella nuestra habitación celestial;
3
pues aSí seremos hallados vestidos, y no desnudos.
4
Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos
con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal
sea absorbido por la vida.
5
Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha
dado las arras del Espíritu.
6
ASí que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre
tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor
7
(porque por fe andamos, no por vista);
8
pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del
cuerpo, y presentes al Señor.
9
Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle
agradables.
10
Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el
tribunal de Cristo, para que cada uno reciba segъn lo que haya hecho mientras estaba en
el cuerpo, sea bueno o sea malo.
11
Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los
hombres; pero a Dios le es manifiesto lo que somos; y espero que también lo sea a
vuestras conciencias.
12
No nos recomendamos, pues, otra vez a vosotros, sino os
damos ocasión de gloriaros por nosotros, para que tengáis con qué responder a los que
se glorían en las apariencias y no en el corazón.
13
Porque si estamos locos, es para Dios; y si somos cuerdos,
es para vosotros.
14
Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que
si uno murió por todos, luego todos murieron;
15
y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para
Sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
16
De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie
conocemos segъn la carne; y aun si a Cristo conocimos segъn la carne, ya no lo conocemos
aSí.
17
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es;
las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
18
Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo
mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación;
19
que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no
tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de
la reconciliación.
20
ASí que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si
Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.
21
Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para
que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
ASí, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os
exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios.
2
Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, Y en día de
salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de
salvación.
3
No damos a nadie ninguna ocasión de tropiezo, para que
nuestro ministerio no sea vituperado;
4
antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios,
en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias;
5
en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en
desvelos, en ayunos;
6
en pureza, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en el
Espíritu Santo, en amor sincero,
7
en palabra de verdad, en poder de Dios, con armas de
justicia a diestra y a siniestra;
8
por honra y por deshonra, por mala fama y por buena fama;
como engañadores, pero veraces;
9
como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, mas
he aquí vivimos; como castigados, mas no muertos;
10
como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas
enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo.
11
Nuestra boca se ha abierto a vosotros, oh corintios; nuestro
corazón se ha ensanchado.
12
No estáis estrechos en nosotros, pero Sí sois estrechos en
vuestro propio corazón.
13
Pues, para corresponder del mismo modo (como a hijos hablo),
ensanchaos también vosotros.
14
No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque
¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con
las tinieblas?
15
¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el
creyente con el incrédulo?
16
¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos?
Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré
entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo.
17
Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el
Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré,
18
Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos
e hijas, dice el Señor Todopoderoso.
ASí que, amados, puesto que tenemos tales promesas,
limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en
el temor de Dios.
2
Admitidnos: a nadie hemos agraviado, a nadie hemos
corrompido, a nadie hemos engañado.
3
No lo digo para condenaros; pues ya he dicho antes que
estáis en nuestro corazón, para morir y para vivir juntamente.
4
Mucha franqueza tengo con vosotros; mucho me glorío con
respecto de vosotros; lleno estoy de consolación; sobreabundo de gozo en todas nuestras
tribulaciones.
5
Porque de cierto, cuando vinimos a Macedonia, ningъn reposo
tuvo nuestro cuerpo, sino que en todo fuimos atribulados; de fuera, conflictos; de dentro,
temores.
6
Pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la
venida de Tito;
7
y no sólo con su venida, sino también con la consolación
con que él había sido consolado en cuanto a vosotros, haciéndonos saber vuestro gran
afecto, vuestro llanto, vuestra solicitud por mí, de manera que me regocijé aun más.
8
Porque aunque os contristé con la carta, no me pesa, aunque
entonces lo lamenté; porque veo que aquella carta, aunque por algъn tiempo, os
contristó.
9
Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino
porque fuisteis contristados para arrepentimiento; porque habéis sido contristados segъn
Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte.
10
Porque la tristeza que es segъn Dios produce
arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del
mundo produce muerte.
11
Porque he aquí, esto mismo de que hayáis sido contristados
segъn Dios, Ўqué solicitud produjo en vosotros, qué defensa, qué indignación, qué
temor, qué ardiente afecto, qué celo, y qué vindicación! En todo os habéis mostrado
limpios en el asunto.
12
ASí que, aunque os escribí, no fue por causa del que
cometió el agravio, ni por causa del que lo padeció, sino para que se os hiciese
manifiesta nuestra solicitud que tenemos por vosotros delante de Dios.
13
Por esto hemos sido consolados en vuestra consolación; pero
mucho más nos gozamos por el gozo de Tito, que haya sido confortado su espíritu por
todos vosotros.
14
Pues si de algo me he gloriado con él respecto de vosotros,
no he sido avergonzado, sino que aSí como en todo os hemos hablado con verdad, también
nuestro gloriarnos con Tito resultó verdad.
15
Y su cariño para con vosotros es aun más abundante, cuando
se acuerda de la obediencia de todos vosotros, de cómo lo recibisteis con temor y
temblor.
16
Me gozo de que en todo tengo confianza en vosotros.
Asimismo, hermanos, os hacemos conocer la gracia de Dios que
se ha dado a las iglesias de Macedonia;
2
que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su
gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad.
3
Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a
sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas,
4
pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el
privilegio de participar en este servicio para los santos.
5
Y no como lo esperábamos, sino que a Sí mismos se dieron
primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios;
6
de manera que exhortamos a Tito para que tal como comenzó
antes, asimismo acabe también entre vosotros esta obra de gracia.
7
Por tanto, como en todo abundáis, en fe, en palabra, en
ciencia, en toda solicitud, y en vuestro amor para con nosotros, abundad también en esta
gracia.
8
No hablo como quien manda, sino para poner a prueba, por
medio de la diligencia de otros, también la sinceridad del amor vuestro.
9
Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo,
que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza
fueseis enriquecidos.
10
Y en esto doy mi consejo; porque esto os conviene a
vosotros, que comenzasteis antes, no sólo a hacerlo, sino también a quererlo, desde el
año pasado.
11
Ahora, pues, llevad también a cabo el hacerlo, para que
como estuvisteis prontos a querer, aSí también lo estéis en cumplir conforme a lo que
tengáis.
12
Porque si primero hay la voluntad dispuesta, será acepta
segъn lo que uno tiene, no segъn lo que no tiene.
13
Porque no digo esto para que haya para otros holgura, y para
vosotros estrechez,
14
sino para que en este tiempo, con igualdad, la abundancia
vuestra supla la escasez de ellos, para que también la abundancia de ellos supla la
necesidad vuestra, para que haya igualdad,
15
como está escrito: El que recogió mucho, no tuvo más, y
el que poco, no tuvo menos.
16
Pero gracias a Dios que puso en el corazón de Tito la misma
solicitud por vosotros.
17
Pues a la verdad recibió la exhortación; pero estando
también muy solícito, por su propia voluntad partió para ir a vosotros.
18
Y enviamos juntamente con él al hermano cuya alabanza en el
evangelio se oye por todas las iglesias;
19
y no sólo esto, sino que también fue designado por las
iglesias como compañero de nuestra peregrinación para llevar este donativo, que es
administrado por nosotros para gloria del Señor mismo, y para demostrar vuestra buena
voluntad;
20
evitando que nadie nos censure en cuanto a esta ofrenda
abundante que administramos,
21
procurando hacer las cosas honradamente, no sólo delante
del Señor sino también delante de los hombres.
22
Enviamos también con ellos a nuestro hermano, cuya
diligencia hemos comprobado repetidas veces en muchas cosas, y ahora mucho más diligente
por la mucha confianza que tiene en vosotros.
23
En cuanto a Tito, es mi compañero y colaborador para con
vosotros; y en cuanto a nuestros hermanos, son mensajeros de las iglesias, y gloria de
Cristo.
24
Mostrad, pues, para con ellos ante las iglesias la prueba de
vuestro amor, y de nuestro gloriarnos respecto de vosotros.
Cuanto a la ministración para los santos, es por demás que
yo os escriba;
2
pues conozco vuestra buena voluntad, de la cual yo me
glorío entre los de Macedonia, que Acaya está preparada desde el año pasado; y vuestro
celo ha estimulado a la mayoría.
3
Pero he enviado a los hermanos, para que nuestro gloriarnos
de vosotros no sea vano en esta parte; para que como lo he dicho, estéis preparados;
4
no sea que si vinieren conmigo algunos macedonios, y os
hallaren desprevenidos, nos avergoncemos nosotros, por no decir vosotros, de esta nuestra
confianza.
5
Por tanto, tuve por necesario exhortar a los hermanos que
fuesen primero a vosotros y preparasen primero vuestra generosidad antes prometida, para
que esté lista como de generosidad, y no como de exigencia nuestra.
6
Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará
escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.
7
Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza,
ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.
8
Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda
gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis
para toda buena obra;
9
como está escrito: Repartió, dio a los pobres; Su justicia
permanece para siempre.
10
Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come,
proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia,
11
para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad,
la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios.
12
Porque la ministración de este servicio no solamente suple
lo que a los santos falta, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios;
13
pues por la experiencia de esta ministración glorifican a
Dios por la obediencia que profesáis al evangelio de Cristo, y por la liberalidad de
vuestra contribución para ellos y para todos;
14
asimismo en la oración de ellos por vosotros, a quienes
aman a causa de la superabundante gracia de Dios en vosotros.
Yo Pablo os ruego por la mansedumbre y ternura de Cristo, yo
que estando presente ciertamente soy humilde entre vosotros, mas ausente soy osado para
con vosotros;
2
ruego, pues, que cuando esté presente, no tenga que usar de
aquella osadía con que estoy dispuesto a proceder resueltamente contra algunos que nos
tienen como si anduviésemos segъn la carne.
3
Pues aunque andamos en la carne, no militamos segъn la
carne;
4
porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino
poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas,
5
derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra
el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,
6
y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando
vuestra obediencia sea perfecta.
7
Miráis las cosas segъn la apariencia. Si alguno está
persuadido en Sí mismo que es de Cristo, esto también piense por Sí mismo, que como él
es de Cristo, aSí también nosotros somos de Cristo.
8
Porque aunque me gloríe algo más todavía de nuestra
autoridad, la cual el Señor nos dio para edificación y no para vuestra destrucción, no
me avergonzaré;
9
para que no parezca como que os quiero amedrentar por
cartas.
10
Porque a la verdad, dicen, las cartas son duras y fuertes;
mas la presencia corporal débil, y la palabra menospreciable.
11
Esto tenga en cuenta tal persona, que aSí como somos en la
palabra por cartas, estando ausentes, lo seremos también en hechos, estando presentes.
12
Porque no nos atrevemos a contarnos ni a compararnos con
algunos que se alaban a Sí mismos; pero ellos, midiéndose a Sí mismos por Sí mismos, y
comparándose consigo mismos, no son juiciosos.
13
Pero nosotros no nos gloriaremos desmedidamente, sino
conforme a la regla que Dios nos ha dado por medida, para llegar también hasta vosotros.
14
Porque no nos hemos extralimitado, como si no llegásemos
hasta vosotros, pues fuimos los primeros en llegar hasta vosotros con el evangelio de
Cristo.
15
No nos gloriamos desmedidamente en trabajos ajenos, sino que
esperamos que conforme crezca vuestra fe seremos muy engrandecidos entre vosotros,
conforme a nuestra regla;
16
y que anunciaremos el evangelio en los lugares más allá de
vosotros, sin entrar en la obra de otro para gloriarnos en lo que ya estaba preparado.
17
Mas el que se gloría, gloríese en el Señor;
18
porque no es aprobado el que se alaba a Sí mismo, sino
aquel a quien Dios alaba.
ЎOjalá me toleraseis un poco de locura! ЎDe veras,
toleradme!.
2
Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un
solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo.
3
Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a
Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo.
4
Porque si viene alguno predicando a otro Jesъs que el que
os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro
evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis;
5
y pienso que en nada he sido inferior a aquellos grandes
Apóstoles.
6
Pues aunque sea tosco en la palabra, no lo soy en el
conocimiento; en todo y por todo os lo hemos demostrado.
7
¿Pequé yo humillándome a mí mismo, para que vosotros
fueseis enaltecidos, por cuanto os he predicado el evangelio de Dios de balde?
8
He despojado a otras iglesias, recibiendo salario para
serviros a vosotros.
9
Y cuando estaba entre vosotros y tuve necesidad, a ninguno
fui carga, pues lo que me faltaba, lo suplieron los hermanos que vinieron de Macedonia, y
en todo me guardé y me guardaré de seros gravoso.
10
Por la verdad de Cristo que está en mí, que no se me
impedirá esta mi gloria en las regiones de Acaya.
11
¿Por qué? ¿Porque no os amo? Dios lo sabe.
12
Mas lo que hago, lo haré aъn, para quitar la ocasión a
aquellos que la desean, a fin de que en aquello en que se glorían, sean hallados
semejantes a nosotros.
13
Porque éstos son falsos Apóstoles, obreros fraudulentos,
que se disfrazan como Apóstoles de Cristo.
14
Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como
ángel de luz.
15
ASí que, no es extraño si también sus ministros se
disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.
16
Otra vez digo: Que nadie me tenga por loco; o de otra
manera, recibidme como a loco, para que yo también me gloríe un poquito.
17
Lo que hablo, no lo hablo segъn el Señor, sino como en
locura, con esta confianza de gloriarme.
18
Puesto que muchos se glorían segъn la carne, también yo
me gloriaré;
19
porque de buena gana toleráis a los necios, siendo vosotros
cuerdos.
20
Pues toleráis si alguno os esclaviza, si alguno os devora,
si alguno toma lo vuestro, si alguno se enaltece, si alguno os da de bofetadas.
21
Para vergьenza mía lo digo, para eso fuimos demasiado
débiles. Pero en lo que otro tenga osadía (hablo con locura), también yo tengo osadía.
22
¿Son hebreos? Yo también. ¿Son israelitas? Yo también.
¿Son descendientes de Abraham? También yo.
23
¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.)
Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin nъmero; en cárceles más; en peligros
de muerte muchas veces.
24
De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos
uno.
25
Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado;
tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta
mar;
26
en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de
ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad,
peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos;
27
en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en
muchos ayunos, en frío y en desnudez;
28
y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada
día, la preocupación por todas las iglesias.
29
¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace
tropezar, y yo no me indigno?
30
Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi
debilidad.
31
El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien es
bendito por los siglos, sabe que no miento.
32
En Damasco, el gobernador de la provincia del rey Aretas
guardaba la ciudad de los damascenos para prenderme;
33
y fui descolgado del muro en un canasto por una ventana, y
escapé de sus manos.
Ciertamente no me conviene gloriarme; pero vendré a las
visiones y a las revelaciones del Señor.
2
Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en
el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta
el tercer cielo.
3
Y conozco al tal hombre (si en el cuerpo, o fuera del
cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe),
4
que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras
inefables que no le es dado al hombre expresar.
5
De tal hombre me gloriaré; pero de mí mismo en nada me
gloriaré, sino en mis debilidades.
6
Sin embargo, si quisiera gloriarme, no sería insensato,
porque diría la verdad; pero lo dejo, para que nadie piense de mí más de lo que en mí
ve, u oye de mí.
7
Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase
desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me
abofetee, para que no me enaltezca sobremanera;
8
respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo
quite de mí.
9
Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se
perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis
debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.
10
Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades,
en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil,
entonces soy fuerte.
11
Me he hecho un necio al gloriarme; vosotros me obligasteis a
ello, pues yo debía ser alabado por vosotros; porque en nada he sido menos que aquellos
grandes Apóstoles, aunque nada soy.
12
Con todo, las señales de Apóstol han sido hechas entre
vosotros en toda paciencia, por señales, prodigios y milagros.
13
Porque ¿en qué habéis sido menos que las otras iglesias,
sino en que yo mismo no os he sido carga? ЎPerdonadme este agravio!
14
He aquí, por tercera vez estoy preparado para ir a
vosotros; y no os seré gravoso, porque no busco lo vuestro, sino a vosotros, pues no
deben atesorar los hijos para los padres, sino los padres para los hijos.
15
Y yo con el mayor placer gastaré lo mío, y aun yo mismo me
gastaré del todo por amor de vuestras almas, aunque amándoos más, sea amado menos.
16
Pero admitiendo esto, que yo no os he sido carga, sino que
como soy astuto, os prendí por engaño,
17
¿acaso os he engañado por alguno de los que he enviado a
vosotros?
18
Rogué a Tito, y envié con él al hermano. ¿Os engañó
acaso Tito? ¿No hemos procedido con el mismo espíritu y en las mismas pisadas?
19
¿Pensáis aъn que nos disculpamos con vosotros? Delante de
Dios en Cristo hablamos; y todo, muy amados, para vuestra edificación.
20
Pues me temo que cuando llegue, no os halle tales como
quiero, y yo sea hallado de vosotros cual no queréis; que haya entre vosotros contiendas,
envidias, iras, divisiones, maledicencias, murmuraciones, soberbias, desórdenes;
21
que cuando vuelva, me humille Dios entre vosotros, y quizá
tenga que llorar por muchos de los que antes han pecado, y no se han arrepentido de la
inmundicia y fornicación y lascivia que han cometido.
Esta es la tercera vez que voy a vosotros. Por boca de dos o
de tres testigos se decidirá todo asunto.
2
He dicho antes, y ahora digo otra vez como si estuviera
presente, y ahora ausente lo escribo a los que antes pecaron, y a todos los demás, que si
voy otra vez, no seré indulgente;
3
pues buscáis una prueba de que habla Cristo en mí, el cual
no es débil para con vosotros, sino que es poderoso en vosotros.
4
Porque aunque fue crucificado en debilidad, vive por el
poder de Dios. Pues también nosotros somos débiles en él, pero viviremos con él por el
poder de Dios para con vosotros.
5
Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a
vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros,
a menos que estéis reprobados?
6
Mas espero que conoceréis que nosotros no estamos
reprobados.
7
Y oramos a Dios que ninguna cosa mala hagáis; no para que
nosotros aparezcamos aprobados, sino para que vosotros hagáis lo bueno, aunque nosotros
seamos como reprobados.
8
Porque nada podemos contra la verdad, sino por la verdad.
9
Por lo cual nos gozamos de que seamos nosotros débiles, y
que vosotros estéis fuertes; y aun oramos por vuestra perfección.
10
Por esto os escribo estando ausente, para no usar de
severidad cuando esté presente, conforme a la autoridad que el Señor me ha dado para
edificación, y no para destrucción.
11
Por lo demás, hermanos, tened gozo, perfeccionaos,
consolaos, sed de un mismo sentir, y vivid en paz; y el Dios de paz y de amor estará con
vosotros.
12
Saludaos unos a otros con ósculo santo.
13
Todos los santos os saludan.
14
La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la
comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.