¿Por qué estás lejos, oh Jehová, Y te escondes en el tiempo de la tribulación?
Con arrogancia el malo persigue al pobre; Será atrapado en los artificios que ha ideado.
Porque el malo se jacta del deseo de su alma, Bendice al codicioso, y desprecia a Jehová.
El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; No hay Dios en ninguno de sus pensamientos.
Sus caminos son torcidos en todo tiempo; Tus juicios los tiene muy lejos de su vista; A todos sus adversarios desprecia.
Dice en su corazón: No seré movido jamás; Nunca me alcanzará el infortunio.
Llena está su boca de maldición, y de engaños y fraude; Debajo de su lengua hay vejación y maldad.
Se sienta en acecho cerca de las aldeas; En escondrijos mata al inocente. Sus ojos están acechando al desvalido;
Acecha en oculto, como el león desde su cueva; Acecha para arrebatar al pobre; Arrebata al pobre trayéndolo a su red.
Se encoge, se agacha, Y caen en sus fuertes garras muchos desdichados.
Dice en su corazón: Dios ha olvidado; Ha encubierto su rostro; nunca lo verá.
Levántate, oh Jehová Dios, alza tu mano; No te olvides de los pobres.
¿Por qué desprecia el malo a Dios? En su corazón ha dicho: Tú no lo inquirirás.
Tú lo has visto; porque miras el trabajo y la vejación, para dar la recompensa con tu mano; A ti se acoge el desvalido; Tú eres el amparo del huérfano.
Quebranta tú el brazo del inicuo, Y persigue la maldad del malo hasta que no halles ninguna.
Jehová es Rey eternamente y para siempre; De su tierra han perecido las naciones.
El deseo de los humildes oíste, oh Jehová; Tú dispones su corazón, y haces atento tu oído,
Para juzgar al huérfano y al oprimido, A fin de que no vuelva más a hacer violencia el hombre de la tierra.
Oh alma mía, dijiste a Jehová: Tú eres mi Señor; No hay para mí bien fuera de ti.
Para los santos que están en la tierra, Y para los íntegros, es toda mi complacencia.
Se multiplicarán los dolores de aquellos que sirven diligentes a otro dios. No ofreceré yo sus libaciones de sangre, Ni en mis labios tomaré sus nombres.
Jehová es la porción de mi herencia y de mi copa; Tú sustentas mi suerte.
Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos, Y es hermosa la heredad que me ha tocado.
Bendeciré a Jehová que me aconseja; Aun en las noches me enseña mi conciencia.
A Jehová he puesto siempre delante de mí; Porque está a mi diestra, no seré conmovido.
Se alegró por tanto mi corazón, y se gozó mi alma; Mi carne también reposará confiadamente;
Porque no dejarás mi alma en el Seol, Ni permitirás que tu santo vea corrupción.
Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre.
Oye, oh Jehová, una causa justa; está atento a mi clamor. Escucha mi oración hecha de labios sin engaño.
De tu presencia proceda mi vindicación; Vean tus ojos la rectitud.
Tú has probado mi corazón, me has visitado de noche; Me has puesto a prueba, y nada inicuo hallaste; He resuelto que mi boca no haga transgresión.
En cuanto a las obras humanas, por la palabra de tus labios Yo me he guardado de las sendas de los violentos.
Sustenta mis pasos en tus caminos, Para que mis pies no resbalen.
Yo te he invocado, por cuanto tú me oirás, oh Dios; Inclina a mí tu oído, escucha mi palabra.
Muestra tus maravillosas misericordias, tú que salvas a los que se refugian a tu diestra, De los que se levantan contra ellos.
Guárdame como a la niña de tus ojos; Escóndeme bajo la sombra de tus alas,
De la vista de los malos que me oprimen, De mis enemigos que buscan mi vida.
Envueltos están con su grosura; Con su boca hablan arrogantemente.
Han cercado ahora nuestros pasos; Tienen puestos sus ojos para echarnos por tierra.
Son como león que desea hacer presa, Y como leoncillo que está en su escondite.
Levántate, oh Jehová; Sal a su encuentro, póstrales; Libra mi alma de los malos con tu espada,
De los hombres con tu mano, oh Jehová, De los hombres mundanos, cuya porción la tienen en esta vida, Y cuyo vientre está lleno de tu tesoro. Sacian a sus hijos, Y aun sobra para sus pequeñuelos.
En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia; Estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza.
Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; Mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.
Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, Y seré salvo de mis enemigos.
Me rodearon ligaduras de muerte, Y torrentes de perversidad me atemorizaron.
Ligaduras del Seol me rodearon, Me tendieron lazos de muerte.
En mi angustia invoqué a Jehová, Y clamé a mi Dios. El oyó mi voz desde su templo, Y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos.
La tierra fue conmovida y tembló; Se conmovieron los cimientos de los montes, Y se estremecieron, porque se indignó él.
Humo subió de su nariz, Y de su boca fuego consumidor; Carbones fueron por él encendidos.
Inclinó los cielos, y descendió; Y había densas tinieblas debajo de sus pies.
Cabalgó sobre un querubín, y voló; Voló sobre las alas del viento.
Puso tinieblas por su escondedero, por cortina suya alrededor de sí; Oscuridad de aguas, nubes de los cielos.
Por el resplandor de su presencia, sus nubes pasaron; Granizo y carbones ardientes.
Tronó en los cielos Jehová, Y el Altísimo dio su voz; Granizo y carbones de fuego.
Envió sus saetas, y los dispersó; Lanzó relámpagos, y los destruyó.
Entonces aparecieron los abismos de las aguas, Y quedaron al descubierto los cimientos del mundo, A tu reprensión, oh Jehová, Por el soplo del aliento de tu nariz.
Envió desde lo alto; me tomó, Me sacó de las muchas aguas.
Me libró de mi poderoso enemigo, Y de los que me aborrecían; pues eran más fuertes que yo.
Me asaltaron en el día de mi quebranto, Mas Jehová fue mi apoyo.
Me sacó a lugar espacioso; Me libró, porque se agradó de mí.
Jehová me ha premiado conforme a mi justicia; Conforme a la limpieza de mis manos me ha recompensado.
Porque yo he guardado los caminos de Jehová, Y no me aparté impíamente de mi Dios.
Pues todos sus juicios estuvieron delante de mí, Y no me he apartado de sus estatutos.
Fui recto para con él, y me he guardado de mi maldad,
Por lo cual me ha recompensado Jehová conforme a mi justicia; Conforme a la limpieza de mis manos delante de su vista.
Con el misericordioso te mostrarás misericordioso, Y recto para con el hombre íntegro.
Limpio te mostrarás para con el limpio, Y severo serás para con el perverso.
Porque tú salvarás al pueblo afligido, Y humillarás los ojos altivos.
Tú encenderás mi lámpara; Jehová mi Dios alumbrará mis tinieblas.
Contigo desbarataré ejércitos, Y con mi Dios asaltaré muros.
En cuanto a Dios, perfecto es su camino, Y acrisolada la palabra de Jehová; Escudo es a todos los que en él esperan.
Porque ¿quién es Dios sino sólo Jehová? ¿Y qué roca hay fuera de nuestro Dios?
Dios es el que me ciñe de poder, Y quien hace perfecto mi camino;
Quien hace mis pies como de ciervas, Y me hace estar firme sobre mis alturas;
Quien adiestra mis manos para la batalla, Para entesar con mis brazos el arco de bronce.
Me diste asimismo el escudo de tu salvación; Tu diestra me sustentó, Y tu benignidad me ha engrandecido.
Ensanchaste mis pasos debajo de mí, Y mis pies no han resbalado.
Perseguí a mis enemigos, y los alcancé, Y no volví hasta acabarlos.
Los herí de modo que no se levantasen; Cayeron debajo de mis pies.
Pues me ceñiste de fuerzas para la pelea; Has humillado a mis enemigos debajo de mí.
Has hecho que mis enemigos me vuelvan las espaldas, Para que yo destruya a los que me aborrecen.
Clamaron, y no hubo quien salvase; Aun a Jehová, pero no los oyó.
Y los molí como polvo delante del viento; Los eché fuera como lodo de las calles.
Me has librado de las contiendas del pueblo; Me has hecho cabeza de las naciones; Pueblo que yo no conocía me sirvió.
Al oír de mí me obedecieron; Los hijos de extraños se sometieron a mí.
Los extraños se debilitaron Y salieron temblando de sus encierros.
Viva Jehová, y bendita sea mi roca, Y enaltecido sea el Dios de mi salvación;
El Dios que venga mis agravios, Y somete pueblos debajo de mí;
El que me libra de mis enemigos, Y aun me eleva sobre los que se levantan contra mí; Me libraste de varón violento.
Por tanto yo te confesaré entre las naciones, oh Jehová, Y cantaré a tu nombre.
Grandes triunfos da a su rey, Y hace misericordia a su ungido, A David y a su descendencia, para siempre.
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor?
Dios mío, clamo de día, y no respondes; Y de noche, y no hay para mí reposo.
Pero tú eres santo, Tú que habitas entre las alabanzas de Israel.
En ti esperaron nuestros padres; Esperaron, y tú los libraste.
Clamaron a ti, y fueron librados; Confiaron en ti, y no fueron avergonzados.
Mas yo soy gusano, y no hombre; Oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo.
Todos los que me ven me escarnecen; Estiran la boca, menean la cabeza, diciendo:
Se encomendó a Jehová; líbrele él; Sálvele, puesto que en él se complacía.
Pero tú eres el que me sacó del vientre; El que me hizo estar confiado desde que estaba a los pechos de mi madre.
Sobre ti fui echado desde antes de nacer; Desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios.
No te alejes de mí, porque la angustia está cerca; Porque no hay quien ayude.
Me han rodeado muchos toros; Fuertes toros de Basán me han cercado.
Abrieron sobre mí su boca Como león rapaz y rugiente.
He sido derramado como aguas, Y todos mis huesos se descoyuntaron; Mi corazón fue como cera, Derritiéndose en medio de mis entrañas.
Como un tiesto se secó mi vigor, Y mi lengua se pegó a mi paladar, Y me has puesto en el polvo de la muerte.
Porque perros me han rodeado; Me ha cercado cuadrilla de malignos; Horadaron mis manos y mis pies.
Contar puedo todos mis huesos; Entre tanto, ellos me miran y me observan.
Repartieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes.
Mas tú, Jehová, no te alejes; Fortaleza mía, apresúrate a socorrerme.
Libra de la espada mi alma, Del poder del perro mi vida.
Sálvame de la boca del león, Y líbrame de los cuernos de los búfalos.
Anunciaré tu nombre a mis hermanos; En medio de la congregación te alabaré.
Los que teméis a Jehová, alabadle; Glorificadle, descendencia toda de Jacob, Y temedle vosotros, descendencia toda de Israel.
Porque no menospreció ni abominó la aflicción del afligido, Ni de él escondió su rostro; Sino que cuando clamó a él, le oyó.
De ti será mi alabanza en la gran congregación; Mis votos pagaré delante de los que le temen.
Comerán los humildes, y serán saciados; Alabarán a Jehová los que le buscan; Vivirá vuestro corazón para siempre.
Se acordarán, y se volverán a Jehová todos los confines de la tierra, Y todas las familias de las naciones adorarán delante de ti.
Porque de Jehová es el reino, Y él regirá las naciones.
Comerán y adorarán todos los poderosos de la tierra; Se postrarán delante de él todos los que descienden al polvo, Aun el que no puede conservar la vida a su propia alma.
La posteridad le servirá; Esto será contado de Jehová hasta la postrera generación.
Vendrán, y anunciarán su justicia; A pueblo no nacido aún, anunciarán que él hizo esto.
Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?
Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron.
Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado.
Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.
Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; Me ocultará en lo reservado de su morada; Sobre una roca me pondrá en alto.
Luego levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean, Y yo sacrificaré en su tabernáculo sacrificios de júbilo; Cantaré y entonaré alabanzas a Jehová.
Oye, oh Jehová, mi voz con que a ti clamo; Ten misericordia de mí, y respóndeme.
Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh Jehová;
No escondas tu rostro de mí. No apartes con ira a tu siervo; Mi ayuda has sido. No me dejes ni me desampares, Dios de mi salvación.
Aunque mi padre y mi madre me dejaran, Con todo, Jehová me recogerá.
Enséñame, oh Jehová, tu camino, Y guíame por senda de rectitud A causa de mis enemigos.
No me entregues a la voluntad de mis enemigos; Porque se han levantado contra mí testigos falsos, y los que respiran crueldad.
Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová En la tierra de los vivientes.
Aguarda a Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, espera a Jehová.
Disputa, oh Jehová, con los que contra mí contienden; Pelea contra los que me combaten.
Echa mano al escudo y al pavés, Y levántate en mi ayuda.
Saca la lanza, cierra contra mis perseguidores; Di a mi alma: Yo soy tu salvación.
Sean avergonzados y confundidos los que buscan mi vida; Sean vueltos atrás y avergonzados los que mi mal intentan.
Sean como el tamo delante del viento, Y el ángel de Jehová los acose.
Sea su camino tenebroso y resbaladizo, Y el ángel de Jehová los persiga.
Porque sin causa escondieron para mí su red en un hoyo; Sin causa cavaron hoyo para mi alma.
Véngale el quebrantamiento sin que lo sepa, Y la red que él escondió lo prenda; Con quebrantamiento caiga en ella.
Entonces mi alma se alegrará en Jehová; Se regocijará en su salvación.
Todos mis huesos dirán: Jehová, ¿quién como tú, Que libras al afligido del más fuerte que él, Y al pobre y menesteroso del que le despoja?
Se levantan testigos malvados; De lo que no sé me preguntan;
Me devuelven mal por bien, Para afligir a mi alma.
Pero yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de cilicio; Afligí con ayuno mi alma, Y mi oración se volvía a mi seno.
Como por mi compañero, como por mi hermano andaba; Como el que trae luto por madre, enlutado me humillaba.
Pero ellos se alegraron en mi adversidad, y se juntaron; Se juntaron contra mí gentes despreciables, y yo no lo entendía; Me despedazaban sin descanso;
Como lisonjeros, escarnecedores y truhanes, Crujieron contra mí sus dientes.
Señor, ¿hasta cuándo verás esto? Rescata mi alma de sus destrucciones, mi vida de los leones.
Te confesaré en grande congregación; Te alabaré entre numeroso pueblo.
No se alegren de mí los que sin causa son mis enemigos, Ni los que me aborrecen sin causa guiñen el ojo.
Porque no hablan paz; Y contra los mansos de la tierra piensan palabras engañosas.
Ensancharon contra mí su boca; Dijeron: ¡Ea, ea, nuestros ojos lo han visto!
Tú lo has visto, oh Jehová; no calles; Señor, no te alejes de mí.
Muévete y despierta para hacerme justicia, Dios mío y Señor mío, para defender mi causa.
Júzgame conforme a tu justicia, Jehová Dios mío, Y no se alegren de mí.
No digan en su corazón: ¡Ea, alma nuestra! No digan: ¡Le hemos devorado!
Sean avergonzados y confundidos a una los que de mi mal se alegran; Vístanse de vergüenza y de confusión los que se engrandecen contra mí.
Canten y alégrense los que están a favor de mi justa causa, Y digan siempre: Sea exaltado Jehová, Que ama la paz de su siervo.
Y mi lengua hablará de tu justicia Y de tu alabanza todo el día.
Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.
Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.
Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, Y confiarán en Jehová.
Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza, Y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira.
Has aumentado, oh Jehová Dios mío, tus maravillas; Y tus pensamientos para con nosotros, No es posible contarlos ante ti. Si yo anunciare y hablare de ellos, No pueden ser enumerados.
Sacrificio y ofrenda no te agrada; Has abierto mis oídos; Holocausto y expiación no has demandado.
Entonces dije: He aquí, vengo; En el rollo del libro está escrito de mí;
El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, Y tu ley está en medio de mi corazón.
He anunciado justicia en grande congregación; He aquí, no refrené mis labios, Jehová, tú lo sabes.
No encubrí tu justicia dentro de mi corazón; He publicado tu fidelidad y tu salvación; No oculté tu misericordia y tu verdad en grande asamblea.
Jehová, no retengas de mí tus misericordias; Tu misericordia y tu verdad me guarden siempre.
Porque me han rodeado males sin número; Me han alcanzado mis maldades, y no puedo levantar la vista. Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón me falla.
Quieras, oh Jehová, librarme; Jehová, apresúrate a socorrerme.
Sean avergonzados y confundidos a una Los que buscan mi vida para destruirla. Vuelvan atrás y avergüéncense Los que mi mal desean;
Sean asolados en pago de su afrenta Los que me dicen: ¡Ea, ea!
Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan, Y digan siempre los que aman tu salvación: Jehová sea enaltecido.
Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes.